Camaradas artistas
Con los libros copados, esos de los que se desea comentar cada uno de sus razonamientos y apartados, apenas logramos emborronar algo a través de una arbitraria selección.
Con los libros copados, esos de los que se desea comentar cada uno de sus razonamientos y apartados, apenas logramos emborronar algo a través de una arbitraria selección.
Este libro que según su autora pretende intervenir en el estudio de asuntos polílticos europeos, parece estar dirigido a cuestiones de América Latina, en especial a lo que los anglosajones denominaron pink tide (ola rosada) y de modo muy particular aunque nunca mencionado, al populismo argentino.
Uno teme, al embarcarse en la lectura de un autor que no conoce que sea un trabajo si bien voluntarioso, ingenuo, o de escasa destreza artística; o en caso extremo, un irredimible bodrio. No sabía de Fernando Noy – ¡pecador de mí! – de ahí la reluctancia a abordar este libro, que no tengo idea cómo llegó a mis manos.
Los temas principales de este trabajo son peliagudos porque arrastran cuotas de irresolución, además de generar en los remolones una especie de fastidio – en épocas incómodas como las de ahora – por lo embarazoso de los significantes que se exploran. Hablo de “multitudes” (masas, gentíos) y “partido”.
En crudo, indagar sobre gente horrenda denegaría el placer de la lectura, actividad tan saludable como recomendada por los que saben. Que la lectura sobre malos de toda maldad abarque 548 páginas – sacando las siete de información sobre los 14 investigadores intervinientes – insinúa un obstáculo disuasorio considerable, además de delatar inclinaciones vergonzantes en quien lee.
Se sospecha del sentido común porque las ideologías conservadoras lo usan para engañar desprevenidos de buena voluntad. Cuando se susurra al desgaire “sentido común” la desconfianza crítica lo homologa al pensar perezoso. Pero el sentido común gusta: es calentito, cómodo, tranquilo, sencillo y pacífico. No requiere experticia. Con solo mirar ya se lo tiene. De todos modos, es una lástima donárselo al inescrupuloso que se vale de su inherente candor para engrupir a la gente.
La novela no colma las expectativas de varios que la reseñaron. Una anterior, en cambio, ilusionó a muchos: Soldados de Salamina (2001). Sin embargo El impostor, de firma reconocida y exitosa, se da el lujo de hacer la plancha sin que a las ventas se les vaya a mover el amperímetro.
La evasión de los sobrevivientes de la guerrilla del Che es una hazaña de unos combatientes diezmados que quiebran la encerrona casi inexpugnable del ejército boliviano en las inmediaciones de la Quebrada del Yuro (1). Después de una veintena de escaramuzas desiguales se abren paso primero hacia Cochabamba, luego a La Paz y Oruro, y finalmente al norte de Chile. Los perseguidos cuentan con el auxilio de una red de personas que según Inti Peredo en Mi campaña junto al che se mantiene en el anonimato para evitar represalias. Para estos anónimos – escribe Inti – llegaría alguna vez el momento apropiado de narrar su historia. Froilán González y Adys Cupull, a décadas de los hechos, recopilan sus testimonios y los ordenan junto a los escritos y relatos orales que abundan sobre la aventura. …
Cercano a la premisa horaciana de entretener y enseñar, este es un libro con un perceptible lateral intimista. El lector tiene el privilegio de acceder a fragmentos cotidianos del desenvolvimiento intelectual de un autor que por lo común lidia con disquisiciones filosófico-políticas y se enfrasca en análisis filosos de tópicos contemporáneos. Recomiendo alzar las antenas para situarse a la altura del escrito. Esto, pese a que el destinatario del trabajo no sea el especialista. El texto está por encima de una divulgación; se complementa con serviciales intimidades. Discurriré no sobre las identificaciones, acuerdos y la enorme didáctica que la obra representó para mí, si no sobre puntos sumarios que encabritaron mi entendimiento y me animaron a opinar. …
A finales de octubre del año pasado en el local de Caretas y Caretas de la calle Sarmiento en Buenos Aires, María Pía López describió el estado de ánimo de los simpatizantes del gobierno de Cristina luego de la última derrota electoral a manos de la derecha. Deslizó que estaban apunados, como los jugadores de nuestra selección de fútbol cuando les toca jugar en el altiplano. Apunados, en efecto, sin encontrar la vuelta al modo apropiado de acción ante la dupla de reveses comiciales. Creo también que están consternados, rabiosos, como en los versos sencillos y combativos pero no menos encantadores de un poeta que tuvo sus picos de popularidad en los años setenta. José Natanson dice que en su libro ¿Por qué? propone explorar la eficacia del macrismo. Al autor le parece que sus críticos le contestan apunados, consternados, rabiosos y envejecidos. Pero no solo eso.